
Comer en exceso de forma compulsiva es algo que le ocurre a muchas personas en todo el mundo (civilizado). Es un problema característico de nuestra época, en que a pesar de tener de todo, es fácil sentirse vacío por dentro. La sensación que impulsa a comer de esa forma no es realmente hambre, sino ansia de “meterse algo dentro” que, al no saciarse, provoca el comportamiento repetitivo y compulsivo.
Existe un fenómeno común a la mayoría de los casos, más allá del síntoma y sus consecuencias: sobrepeso, sentimiento de culpabilidad, baja autoestima, estado depresivo. En lo más profundo puede percibirse una extraña y dolorosa sensación de vacío, que hace la vida insoportable. Esto desencadena el síntoma: comer hasta llenarse. Paradójicamente, da la impresión de que casi es mejor sentirse culpable, excesivamente lleno o incluso deprimido, que experimentar esa terrible sensación de vacío.
En este tipo de problemas resulta muy útil la hipnoterapia, pero no únicamente para calmar la ansiedad y crear nuevos hábitos alimentarios. El punto clave es profundizar en el inconsciente de la persona, hasta llegar a ese nivel “donde duele”. Entonces, lo que suele descubrirse es una imperiosa "necesidad de escapar" de la tensión diaria, llegando casi a una especie de negación de uno mismo.
Ciertamente, en la práctica no es fácil resolver este tipo de situaciones, ya que la persona se encuentra atrapada en un bucle inconsciente: “Al tener este comportamiento, no puedo confiar plenamente en mi y eso me hace sentir mal; entonces, sentirme mal me impulsa de nuevo al comportamiento, y no poder dominarlo me impide confiar en mi…. “ .
Para romper este círculo vicioso, lo primero es darse cuenta de que el síntoma es un intento del inconsciente para arreglar la situación. En lugar de luchar contra él, se trata de “escucharlo” para descubrir que aspectos de la propia vida hay que cambiar. Y ahí está el auténtico reto: crear nuevos hábitos.
En muchos casos, por comodidad o para evitar complicaciones, en lugar de enfrentarnos a ciertas dificultades de la vida, decidimos -con mayor o menor conciencia- que sean otros los que nos ayuden, con tal que podamos seguir “viviendo tranquilos”. El precio que se paga por esta falsa seguridad es que uno pierde el dominio en ciertas áreas de su vida, y esto supone perder la conexión profunda con uno mismo, lo cual provoca esa insoportable sensación de vacío.
Es nuestra responsabilidad tomar conciencia de nuestras posibilidades y ser capaces de expresar nuestra presencia en la vida. Si no lo hacemos, una especie de inteligencia inconsciente lo va a intentar, aunque sea aumentando la “presencia física”, para que nos demos cuenta que tenemos mucho más que dar a la vida.
Existe un fenómeno común a la mayoría de los casos, más allá del síntoma y sus consecuencias: sobrepeso, sentimiento de culpabilidad, baja autoestima, estado depresivo. En lo más profundo puede percibirse una extraña y dolorosa sensación de vacío, que hace la vida insoportable. Esto desencadena el síntoma: comer hasta llenarse. Paradójicamente, da la impresión de que casi es mejor sentirse culpable, excesivamente lleno o incluso deprimido, que experimentar esa terrible sensación de vacío.
En este tipo de problemas resulta muy útil la hipnoterapia, pero no únicamente para calmar la ansiedad y crear nuevos hábitos alimentarios. El punto clave es profundizar en el inconsciente de la persona, hasta llegar a ese nivel “donde duele”. Entonces, lo que suele descubrirse es una imperiosa "necesidad de escapar" de la tensión diaria, llegando casi a una especie de negación de uno mismo.
Ciertamente, en la práctica no es fácil resolver este tipo de situaciones, ya que la persona se encuentra atrapada en un bucle inconsciente: “Al tener este comportamiento, no puedo confiar plenamente en mi y eso me hace sentir mal; entonces, sentirme mal me impulsa de nuevo al comportamiento, y no poder dominarlo me impide confiar en mi…. “ .
Para romper este círculo vicioso, lo primero es darse cuenta de que el síntoma es un intento del inconsciente para arreglar la situación. En lugar de luchar contra él, se trata de “escucharlo” para descubrir que aspectos de la propia vida hay que cambiar. Y ahí está el auténtico reto: crear nuevos hábitos.
En muchos casos, por comodidad o para evitar complicaciones, en lugar de enfrentarnos a ciertas dificultades de la vida, decidimos -con mayor o menor conciencia- que sean otros los que nos ayuden, con tal que podamos seguir “viviendo tranquilos”. El precio que se paga por esta falsa seguridad es que uno pierde el dominio en ciertas áreas de su vida, y esto supone perder la conexión profunda con uno mismo, lo cual provoca esa insoportable sensación de vacío.
Es nuestra responsabilidad tomar conciencia de nuestras posibilidades y ser capaces de expresar nuestra presencia en la vida. Si no lo hacemos, una especie de inteligencia inconsciente lo va a intentar, aunque sea aumentando la “presencia física”, para que nos demos cuenta que tenemos mucho más que dar a la vida.
Dr. Alex Santos Forrellad